miércoles, mayo 01, 2013

Viña del Señor

Muy buenas a todos:

Muchas veces en este blog hemos hablado de un modo despectivo sobre los nazionalismos. Pero en verdad, ¿es ser nacionalista vasco, catalán o español algo moralmente reprochable? ¿El aprecio o amor desmedido a  unos lugares comunes, a unas tradiciones, a un idioma nos convierte en una especie de monstruo? Evidentemente no. En el nazionalismo se mezclan dos elementos en el que al menos uno de ellos es nocivo.

El nazionalismo actual tiene su fundamento en dos pilares fundamentales: ese aprecio, en algunos casos irracional y desmedido, a eso que se podría señalar genéricamente como "lo nuestro". El otro pilar es la idea de exclusión, de rechazo, de odio implícito a todo aquello que no sea "lo nuestro". Es ahí donde la idea nacional se convierte en nazionalista y donde un sentimiento más o menos aceptable, se convierte en un cuerpo ideológico y en una forma de conducta moralmente inaceptable y realmente lamentable.

Sin embargo, y es aquí a donde quería llegar después de la anterior disgresión, que el nazionalista tiene un conjunto de artimañas, terminología, juegos dialecticos, eufemismos, etc... que le permiten encubrir su naturaleza excluyente. Y toda esta estrategia aparece claramente reflejada en el nazionalismo vasco. Un conjunto de frases, términos, expresiones amparan y lo más grave, equiparan el lado de las víctimas con el lado de los verdugos, o mejor dicho, con el lado de los delincuentes, asesinos y extorsionadores de ETA.

La última muestra de ello surge de uno de esos factores que siempre aparece en el nazionalismo vasco: la Iglesia Católica. Sí, esa institución que en otros muchos lugares de España y del mundo da un ejemplo encomiable de servicio y comportamiento altruista, en Vascongadas se convierte en el ejemplo más abyecto de "doblepensar", manipular el lenguaje y de servir a unas ideas racistas, excluyentes y cuasi encubridoras del terrorismo. Declaraciones del obispo emérito de San Sebastián, monseñor Uriarte:



Estuve leyendo detenidamente la entrevista colgada por "El País", y no hay la menor duda que es puro reflejo de una visión puramente nazionalista. Ni más ni menos. "Doble lenguaje" en casi cada respuesta, eufemismos de todo tipo y condición, con la única finalidad de encubrir una situación completamente inaceptable: la existencia del terrorismo en Vascongadas y la presión nazionalista a quienes no lo son.

Lo que menos me gusta de esta situación es que es precisamente miembros de alto rango de la Iglesia Católica los que se emplean sin el menor reparo en lanzar estos argumentos falsarios. Con tantas cosas buenas que hace la institución...


Un saludo a todos


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