Escoria judicial
Muy buenas a todos:
escoria.
1. f. Sustancia vítrea que sobrenada en el crisol de los hornos de fundir metales, y procede de la parte menos pura de estos unida con las gangas y fundentes.
2. f. Materia que, al ser martilleada, suelta el hierro candente.
3. f. Lava porosa de los volcanes.
4. f. Residuo esponjoso que queda tras la combustión del carbón.
5. f. Cosa vil y de ninguna estimación.
Y todo esto viene a raíz de esta noticia:
Enrique Bacigalupo deja el Supremo para incorporarse a un bufete privado
Hoy es un día para recordar y echar la vista atrás. Hace años, en España vivía un magistrado que le echó un par de cojones y con la ley en la mano, procesó a Jesús Polanco. Sin embargo, fue saltándose la ley y con la cooperación inestimable de algunos indeseables, Javier Gómez de Liaño fue condenado por prevaricación. Separado por la carrera judicial, sirvió como ejemplo de que determinadas personas eran intocables para la Justicia.
Pasó el tiempo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos rectificó una vergonzante sentencia (surgió el famoso término prevarigalupar) y aunque se devolvió el estatus a Liaño, ya nada fue como antes.
Uno de esos sujetos, de esos que se colocaron al servicio del poder, Enrique Bacigalupo ha dejado la carrera judicial y se dedica al ejercicio privado. Y yo como abogado en ejercicio me pregunto, ¿por qué los peores acaban ejerciendo mi profesión? ¿Por qué somos la última profesión a la que todos los canallas acuden?
En fin, otro indeseable que vestirá de toga de abogado.
Un saludo a todos
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