¿Un nuevo PRISA?

Ha pasado desapercibido, quizás demasiado, la compra del grupo Recoletos por parte de RCS Mediagroup, el grupo propietario de "El Mundo".

Yo creo en una sociedad civil verdaramente plural, donde haya una diversidad de medios de comunicación que concurran desde muy diversos puntos de vista para informar y dar su opinión. Y esta noticia, desde luego, no es buena.

Habrá alguno que pensará no sin cierta razón: maniobra perfecta, frente al acorazado PRISA, surge el destructor "El Mundo", para hacer frente al famoso "invierno mediatico". Pero precisamente ese es el pensamiento que habría que desterrar de entre nosotros. Soy y me considero un liberal.Y la formación de grandes grupos periodísticos es casi siempre una mala noticia. Porque una cosa es informar, y otra cosa bien distinta es medrar alrededor del poder para obtener sus prebendas, sus ventajas y sus "ayudas", tanto financieras como de otro tipo. Que lo hagan los socialistas y se aprovechen de ello no nos debe de inducir a repetir su error.

El caso más paradigmático de lo anteriormente expuesto es nuestro PSOE y el Grupo PRISA. En tiempos de Felipe González, lo que pudiese escribir Juan Luis Cebrián o Javier Pradera en las páginas de "El País" eran ley dentro del socialismo patrio. No se sabía si quien gobernaba España estaba en Moncloa o en Gran Vía 32, sede del citado grupo. Y no hablemos de los Tres Días de Infamia, porque no es tema de esta entrada de blog. Es por ello: ¿merece el centro derecha español estar tutelado desde los medios por Pedro J.? Y lo más importante, ¿debe dejarse el PP aconsejar por los dictados dominicales de Pedro J. desde "El Mundo"?

Ahí radica la cuestión. No dudo de su valía como periodista, pero tardó bien poco en acercarse a Aznar y casi convertirse en periodista de alcoba. Otro tanto parecía con, Zapatero, pero la existencia de PRISA y el alumbramiento de La Sexta hacen que ese puesto esté disputado.

De modo que esto parece ser un nuevo obstáculo para que en este país que se llama España se pueda hablar de una verdadera democracia, y sí más bien del alumbramiento de un nuevo "actor" en esa oligarquía de constructores, banqueros, cazafortunas y similares. ¡¡Qué pena de país!!