sábado, mayo 27, 2006

La penúltima trinchera

En esta resistencia que desarrollamos contra la marea de socialismo mediocre y aborregamiento nacional, creía que estabamos solos. Unos cuantos pirados interesados en la política con conexión a internet y poco más. Sin embargo, poco a poco, a esta lucha se incorporaron la AVT y algunas otras organizaciones sociales. No tengo nada en contra de ellas, es indudable que son el puntal de cualquier movimiento social que tenga como finalidad última el echar a patadas a este desgobierno.

Sin embargo, en términos estrictamente políticos, no son nada. Nada de nada. Del mismo modo que Aznar ignoró a los titiriteros y al resto de sanguijuelas del presupuesto, Rodriguez I el Traidor ha ignorado los 4 millones de firmas y las sucesivas manifestaciones en contra de sus políticas.

Viendo, gracias a las investigaciones de Fernando Múgica y Luis del Pino, la desastrosa instrucción judicial del 11-M, había perdido toda esperanza de que España tuviese algún futuro no ya como nación, sino como estructura de Estado.

Sin embargo, desde el affaire Endesa (tanto un Juzgado de lo Mercantil de Madrid como el mismísimo Tribunal Supremo enmendando la plana al bachiller Montilla), las cosas pintan de otro color. Porque no somos ya solamente cuatro pirados y muchísimos millones de españoles los que están hasta los mismísimos de este gobierno. Ahora, unos señores vestidos de negro, que trabajan solos en un despacho los que se empiezan a mover. Y son muy importantes porque son miembros del PODER JUDICIAL.

Ese que en tiempos de Felipe González fue copado de juristas de reconocida incompetencia y que el PP no hizo nada por mejorarlo, tratando de aprovechar los resortes de influencia que los socialistas le habían dejado atrás. Ese mismo.

Pues poco a poco, algunos jueces les empiezan a salir respondones. Muy respondones. La maniobra de "El País" es tan políticamente abyecta como despreciable. Y no me extraña que el juez Grande Marlaska vaya a enchironar a esos terroristas.

Como no podía ser menos, se empiezan a oir rumores sobre este juez, tendentes a desprestigiarlo. Todo tan típicamente socialista. Pero lo verdaderamente importante es que uno de los tres poderes de la democracia aún se mueve con cierta independencia. Y dico cierta porque las maniobras de determinados sectores para evitar el expediente disciplinario al magistrado Del Olmo, rayan lo patético.

Señoras y caballeros, hemos abierto un nuevo frente al sucialismo. Y estos señores que viste de negro y trabajan en un despacho no se andan con chiquitas.


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