martes, julio 24, 2007

¿Cambio de régimen?


Aún no somos capaces de calibrar en toda su magnitud lo que supone la muerte de Jesús Polanco. El principal magnate de medios de comunicación en España, defensor último del PSOE, modelador de voluntades y guardián último de la progresía, ha muerto.

Jesús Polanco es el mejor exponente de lo ocurrido en un país como España durante los útimos 40 años. Acomodado al franquismo como cualquier otro español, sufrió la transformación en "demócrata de toda la vida" (tan propia de mucha gente de izquierdas) y ante un panorama mediático absolutamente desértico, supo elegir bando y ser al final de su vida, el principal puntal en España de toda esa recua de excomunistas, socialdemócratas revenidos y resto de izquierdosos del más variado pelaje, que buscaban un perfecto altavoz de sus delirantes sueños y utopías políticas. Habitualmente a costa de los derechos más básicos y a ser posible, pisoteando a la otra mitad de esa nación que se llama España a fuerza de repetir machaconamente que somos una banda de franquistas, fachas y similares comentarios.

No sólo como editor de "El País" y como propietario de la Cadena Ser, sino desde otras muchísimas otras terminales, ha sido capaz de forjar con mano de hierro una izquierda absolutamente monocorde, sin atisbo alguno de autocrítica y que tiene como orden suprema la obediencia ciega al lider. Hecho este no exclusivo de la izquierda prisaíca, pero circunstancia elevada a la máxima potencia bajo las siglas de Pablo Iglesias. Desgraciadamente, esa circunstancia se trató de repetir con ese señor llamado Aznar en la derecha y centro derecha, pero los hechos hundieron el proyecto de Asensio primero y Villalonga después. No sé si afortunadamente, porque por contra sufrimos no ya un invierno mediático. Esto es una glaciación en toda regla.

Del resto de subalternos y empleados: Cebrian, Pradera, Ceberio y similares, simples caricaturas de un sujeto que convirtió a unas siglas como las del PSOE, en una mera extensión de su imperio en la política. Sin la menor duda, no podemos entender España sin la presencia de este sujeto, franquista de camisa azul repartidor de marchamos de demócrata, vulnerador de toda norma cuando conviniese y perfecto analista de una sociedad donde los principios se venden a cambio de un plato de comida, un partido de futbol y si se tercia, una peli porno los viernes por la noche.

Los que creemos que la libertad es el bien más preciado, le veíamos como al general de un enorme ejército de opinadores, sesudos analistas, periodistas de todo tipo de "sensibilidades" que como único afan tenían uno: reforzar en esa posición de monopolio económico y sobre todo, ideológico.

No sabemos que ocurrirá ahora. ¿Se descompondrá el grupo por las luchas intestinas entre la familia Polanco y los ejecutivos? ¿Cambiará el PSOE de caballo mediático por el conglomerado de Mediapro y la Sexta? No lo sabemos. Lo que si que es cierto, es que "con la que está cayendo", casi nos da igual. Las patadas, las coces y los insultos tendrán el mismo origen y los mismos destinatarios. Mañana saldrá el sol y el bobo solemne seguirá en la Moncloa.

Seguimos en la brecha tengamos a quien tengamos enfrente.

P.D.: Hasta pasado el verano apenas colgaré algo en el blog. Las vacaciones de verano son sagradas. Hasta la vista y un fuerte abrazo.


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