Sindicatos y la calle
Muy buenas a todos:
Ayer por la mañana me tuve que reunir con un cliente en una cafetería. Siendo abogado y aún teniendo un pequeño despacho en el centro de Madrid, me adapto a las necesidades de mis clientes. Y si un cliente me pide reunirse conmigo en una cafetería, no estamos para ir contrariando a los que me pagan.A lo que iba que me desvío.
La reunión la tuvimos cerca del metro de Tribunal y cuando entraba en la cafetería, un grupo de casi medio centenar de funcionarios (posiblemente del Tribunal de Cuentas) procedían a cortar la calle Fuencarral en el centro de Madrid. Como no podía ser menos, pancarta en ristre y con un lema con cierto humor: "Si nos apretamos tanto el cinturón, no nos vais a dejar ni bajarnos los pantalones".
Sin perjuicio de que Zerolín proteste por la consigna, me surgen algunas preguntas:
1ª/¿Era una manifestación autorizada por la Delegación del Gobierno?
2ª/¿Había funcionarios o también particulares?
3ª/¿Qué repercusión pueden tener estas manifas?
Yo no creo que estuviera autorizada. ¿Pero debía la policía evitarla por el corte de tráfico? ¿Tienen los sindicatos bula para poder manifestarse, cortar calles y que en España no pase nada? Que estuviera formada por funcionarios no tengo la menor duda. La función pública está trufada de todo tipo de mantas, chupopteros, vagos e indeseables, que a la mínima oportunidad, van a salir disparados de sus escritorios para hacerle el caldo gordo al sucialismo.
Hay algo que me preocupa sobremanera y es la absoluta indiferencia que manifiesta el gobierno en relación a ese "calentamiento" que los sindicatos empiezan a someter a la ciudadanía con cientos de pequeñas manifestaciones alentadas por sus liberados y los funcionarios. Es evidente que lo que buscan es crear un caldo de cultivo adecuado para un cambio de gobierno. Y si esa es precisamente la intención de los sindicatos, ¿por qué el gobierno no reacciona? Si tuvieramos un gobierno serio, con un plan y una idea de como reaccionar, ya se habría tomado cartas en todo esto (incluyendo los famosos mineros) y esto se habría reconducido a otra cosa.
Sin embargo, permitir que los sindicatos campen a sus anchas, tal y como hizo el gobierno en los momentos del Prestige o de la 2ª Guerra de Irak, va a ser su tumba. Porque aunque los manifestantes sean cuatro y el de la guitarra, su constante presencia en los medios de comunicación va a ir minando la posición y la imagen del gobierno. Si a eso le añadimos una errática política de comunicación, al más puro estilo del aznarato, sabemos cual es el resultado final.Lo que asusta de verdad es que eso se produjera. ¿En manos de Gallardón? Dios no lo quiera.
Un saludo a todos
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