miércoles, diciembre 16, 2015

Cavando su propia tumba

Muy buenas a todos:

El lunes asistimos al primer estertor de esa cosa llamada bipartidismo. Retransmitido a nivel nacional, pudimos ver claramente dos cosas:

- que el candidato Sanchez es un sucialista más cercano a Rodríguez I el Traidor que no al viejo socialismo español,
- que Rajoy tiene el mismo aplomo y cuajo frente a la adversidad que un muñeco de feria.

Vayamos por partes.

Respecto al primero (Sánchez) es evidente que le interesaba un debate agrio. Incluso la elección del término indecente no fue casual. Pero el asunto es considerar si el devenir del debate favorece los intereses electorales de Sánchez. Y creo que sí. Amplios sectores de la izquierda española siguen considerando la agresión (cuando menos verbal) es algo perfectamente válido cuando el receptor es un miembro del PP. ¿Y por qué? Es mi opinión que muchos votantes de las izquierda española no han digerido bien la transición y se consideran en una posición de superioridad moral sobre el centro derecha. Circunstancia esta que legitima cualquier acción violenta (el caso más paradigmático el cerco de las sedes del PP tras el 11M), incluyendo por ejemplo la agresión sufrida hoy mismo por Rajoy en Pontevedra. 


Evidentemente, esto le supone a Sánchez perder votos por el flanco del centro (que se los roba a borbotones C´s), pero el objetivo del PRISOE no es ganar las elecciones, sino tratar de cerrar el ascenso de Potemos y las huestes de Pablito Iglesias. Y si ya de paso, Sanchez evita ser decapitado a manos de Susanita, mucho mejor.

Respecto a Rajoy, el debate mostró algunas cosas que ya sabíamos. La primera es que Rajoy no sabe debatir. Constantemente interrumpido, acosado por un aspirante lanzado en tromba, apenas esbozó un par de argumentos para rebatir la catarata de medias verdades y de mentiras que le lanzó Sánchez. Quizás pensara que debía de ejercer de presidente del Gobierno, pero cuando se está en un debate, el papel institucional hay que quitárselo de encima y bajar al barro. Y Rajoy, con una dicción más propia de alguien bajo tratamiento de un logopeda, no baja al barro ni aun cuando se lo tiran al rostro.


Por lo demás, lo visto por todos, agarrado a los números como una garrapata e ignorando o soslayando los verdaderos problemas: Cataluña y ruina del sistema constitucional español. Mucho empleo, muchas medidas de dudosa efectividad pero al final lo que queda de este debate es una descalificación y una patética reacción.

¿Quien ganó el debate? Sin dudarlo Rivera. ¿Quienes lo perdieron? El resto. Rivera acrecentó su electorado con los indecisos del PRISOE y del PP que no ven a estas dos "figuritas" como creíbles para gobernar España. Y Pablemos no le debió de gustar como su estrategia de confrontación fue usada por Sánchez frente a Rajoy cuando se le agotaron sus endebles argumentos.


Un saludo a todos


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