¿Y LOS DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS QUÉ?

Parot, “Pakito”, Santi Potros, no son los nombres de cantantes de moda, ni los últimos ganadores de ningún concurso. Se trata de sanguinarios y crueles asesinos que por motivos muy alejados de la cultura popular están “de moda” estos días.
Todos ellos llevan a la espalda decenas de asesinatos. Tienen manchadas las manos con la sangre de personas inocentes: hombres, mujeres y niños que estaban donde tenían que estar en el momento en el que tenían que estar. Quienes no tenían que estar allí eran estos asesinos o sus bombas, como en el caso de Hipercor, la Casa Cuartel de Zaragoza o en el camino de Carmen Tagle.
Las familias de estas víctimas (víctimas también del terrorismo) podían respirar algo tranquilas al saber que los asesinos de sus seres queridos dormían entre rejas. Pero esta semana, gracias al señor Conde-Pumpido, sus peores pesadillas pueden hacerse realidad.
Durante estos días hemos tenido conocimiento de que a Henri Parot, con unos 80 asesinatos a sus espaldas, le acumularán sus condenas, con lo que en unos 4 o 5 años podría estar de nuevo libre para seguir haciendo sólo Dios sabe qué.
Pero no acaba ahí la bromita de Cándido (que por cierto, no hace para nada honor a su nombre). “Pakito” ha debido pensar que “o jugamos todos o se rompe la baraja”, así que él también va a pedir la acumulación de sus condenas. Y Santi Potros, que ordenó el atentado contra un autobús de la Guardia Civil en la plaza de la República Dominicana en Madrid y participó en el atentado de Hipercor en Barcelona, también ha pedido la unificación de sus condenas.
Con estos 3 etarras y los demás que suelten, el fiscal general parece que pretende llenar nuestras calles de asesinos que volverán a delinquir en cuanto puedan.
Queda demostrado así que matar en España sale gratis, y ser terrorista proporciona Patente de Corso. No hay mas que ver cómo Otegui vocifera donde y cuando quiere sin que se haga nada, y cómo José Ternera fue eurodiputado y participó en la Comisión de Derechos Humanos (¿los de quién?)
Todo esto parece sacado de un mal sueño, pero no, si nos pellizcamos vemos que la triste realidad es esta: los terroristas tienen todos los derechos y los ciudadanos decentes y de buena voluntad no tenemos ninguno. No tenemos derecho a que los terroristas cumplan completamente sus condenas, no tenemos derecho a que la Justicia funcione y proteja a las víctimas, no tenemos derecho a que unos señores a los que pagamos el sueldo trabajen como Dios manda, no tenemos derecho a salir de casa con la tranquilidad de saber que vamos a volver por nuestro propio pie…
Acontecimientos como éstos huelen mal, fatal, ¡apestan! Claudicar de forma tan descarada ante una banda terrorista no tiene nombre,… bueno, sí, uno: COBARDES